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8.¡ EL P.;Í:; DE LA 0RACIA yo sabia que valia trece duros como trece soles que le habia cosido yo drmta . se me llevaba Pateta cada vez que la oía repetir aquella ja– culatoria. Yo paseaba sin gana, y miraba en la iglesia y en todas parte:,, r cre1 que me queda– ba corto de vista, bu:,cando mi chaleco de boda. \' o rezaba á San Antonio, y á todos daba las sciias de mi chaleco de seda con ramos, por si alguno lu veía ... y nada. - Haberlo anunciado con el pregonero, ofre– ciend o un buen halia;,:go. - ¿Pa que ,-Pa 4ue me hubieran traido vein– te chalecos con botones demacra! El hijo de Caracoles fu!.: el que me dió el mejor consejo: me dijo, dice, si arguno lu l:a mercao es pa sa – carlo 1.:n la procesion de la Vírgen del ](osa rio; ya falta ¡,oq111co ¡.,a l:t fiesta . \íete á la proces ion, y mucho marrará si no lo ha llas. Aquel día a todos nos gus ta pintarla con nuestros ju st illo:-; de seda. -¡ ~fo decia mal. .. Caracoles l -'.\[ás me d ijo, y con c.~to, sin saberlo él, m<; daba una puiialada . Tú fijatc bicu aquel dia, porque, si á mano viene, lo habrán remendado algo ó cambiado los botones. 1-.:n el entretanto, yo que tú, iria todos los dias a l Rosario y pre– gunta ria; ele seguro yue algun devoto lo ha de– bido comprar.

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