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r.1. P.\IS DE L.\ GRACIA da la gloria al que empieza bien, sino al que prcsct·cra. -¡ Ila.:; dicho el Evangelio segun Chaleco! – obser\'o un burlon. -Ya l1:;tecles saben lo que es la tia :\!atea, mi parienta. :\lás santa no la hay, pero más agarrada tampoco: cada ocha ,·o que coge lo empapela y lo enn1eln.: en la punta del moque · ro, y despucs de echarle cuatro nudos lo alza ( 1 ), bajo cinco ll.1vcs. Y eso que pnra fumar ya me solin dar de cuándo en cuándo un par de frese· nas (2) 1 pero i.::nteniendo que pagar el escote de las meri endas !os domingos, hab ía una no· villacla en mi casa. Yo, por no oírla hablar, empecé ú hacerme el guilon, como ella d ice, y a no mentar ya hts meriendas, aunque ,;cguia merendando to· dos los domingos. --Y ¿de dónde salían a,¡ uellas misns? --Pues ... dd chaleco. Recuerdo que el p rimer dinero r¡uc k sisé yo a mi mujer fué una 1110· 11cdim ck oro de á vcintiun rialcs. :-Jo sab iendo donde c-;condcrla, arranqué 1111 boto n ele los ele mi justillo \3) ele boda, puse la monedica en vez de la roncha de madera, y cosí el boten. ( 1) ( ~u.,ni. 1. ,JI <.:hol<.~.