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EL FAROLON 70 puso otra á la Virgencica que está dando licion, po r haberme librado del enemigo malo . -- Y ¿no volvió? - ¿ Cómo si volvió? Aquella nocht: mismo, al dia sigu iente y mil veces despues me vino a inquietar con la idea del !tcs¡,itnl. r de que sena de mi probe mujer é hijos si yo cayera malo. Pero pa entónces ya tenia el alma templada y con,-acion, como decía Fray Juanico, y á Dios y á su Mad re por amigos. Y con mucha tran– quilidad me puse á reflexionar que nada me habia faltado todavía en treinta ai'tos; que Dios da el pan nuestro á quien se lo pide cada dia, y que ~1abiaoído muchas veces en el sermon que el negocio está en buscar el reino de Dios. por– que lo demás lo da el Señor por n,iadidura. Sí, señores, Dios dr. añadidura á los que hacen su santís ima voluntad. -¡Como en los baratillos! -¡El cielo gratis y la costa de añadidura! ¡Qué gene.rosidad 1 ¡ Y áun nos parece mucho asistir á una misica por la mafütna y al Rosario por la noche! Si supie ran los que van al Casino qué bien se duerme despues del Rosario, no irían tanto allá. - Sin duda, asintió D. Zacarías, y nuest:-os abuelos so lían decir: .,La conciencia limpia, oir misa todos los dias y rezar el Rosario. De lo
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