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EL FAROLOl\ ¡¡ -Al g rano voy, que a mi no me gusta la paja. Hasta mi tiempo no habia habido esas botillerías, y esos ca/eses, y esos casinos, que antaño no eran más que pa los señoritos, r aho– ra hasta pa los artesanos y labradores hay. - ¡Val ient e alcahuetena! --No diré yo tanto, pero lo que es á rezar no se va allá, y ninguno sale sin haber gastado medio jornal. Yo, que me casé sin uaber levan – tado la voz delante de mi seilor padre, (que de Dios goce), sentí á luégo de casado ganas de retozar, y hoy dejo la misa, maíiana el Rosario, me di á bromear con los amigos, y á divertirme, sin acordarme de Su Divina Majcslá más que el asno que está atado en el pesebre. :-\ poco de esto, me entró una murria ... La saliva me sabia á solima n, el aguardiente á abadejo, y las gu indillas de la :dejana más ¡'audas ( 1) , que ci– ruelas purgadera::;. -¡Saber es! -Un clia, estand.o sólo trabajando en el cam - po, oí como una voz interior y burlona, que me decia, á cada golpe que ciaba con la ajada: Benito, trabaja, trabaja, echa el hígado, pobre hombre; si caes enfermo, irás al hospital, y se morirán ele hambre tu mujer y tus hijos. ( 1) ::os!ls.

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