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EL FAROLON 67 honradamente la velada sin pagar lo que no tiene. --Bie n dicho, capitan. - Señores (dijo a esta sazon una voz de ba- ntono reposada y dulce, que lodos parecian escuchar con atencion ), no todo el dailo está en los cafés: tambien la mayor parte de las re– cepciones son bazares de mujeres lab,ificadas, lonjas de pavos reales, cxposicion de exorbi– tante lujo, seminario de rivalidades, emulacio– nes y otros vicio .: de mayor cuant1a, y en suma, bancarrota de padres y maridos. lJna salva de aplausos en que los hombres parecían tomar más parte que las señora~, vino á aprobar la anteri or declaracion. - Bien ha dicho usted, amigo mio, -excla – mó otra voz, andaluza por las sefias. Yo mar– digo del señorío con que hoy se crian las jóve– nes, á lo su1"tanas, cargadas de arracadas y de abanicos como bui10leras, caras y ociosas como hijas de reyes; incapaces, cuando el marido viene á menos, <le peinarse sin a,¿(/mr ni de guisar una chu lcta !... El coro femenin o lanzó aquí un grito de pro – testa y de horror. - Pues malditos nuestros galane s,-c lamó una garganta juvenil con estr idente indigna– cion, tan virtuosos, que cuando llega el matri-

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