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66 El, PAÍS DE LA GRACL.\ tertulia parecia cotarro alborotado. N" o lo ex – trañaban los vecinos, porque la señora en cues– frm t:ra persona de mucho trato, y recibia nu– merosos forasteros, sobre todo en verano . -En :\Iadrid, peor todav 1a que en provin– cias, - decia una voz remenina. Yo ya me des– pido de los pollos hasta la temporada que vie – ne... si papá me lleva á baños. - ¡Claro! Como sus altezas no s'e dignan dejarse ver en las tertulias, y viven en los clubs, garitos, ateneos y casinos ... - ¡ Que malditos sean !-dijo otra voz ati– plada. - ¡ Amen !- gritó el coro. Y una rueda de carcajadas sucedió . - -Por mí malditos tambien,-profirió una voz de tenor. Cuando solkro iba y los aborre– cia, porque me costaban un ojo; ahora de ca– sado los detesto más aún, pero voy ~ menud o por no quedarme en casa. -¡ Es usted muy gala nt e! - En todo el pasado invierno hemo s podido bailar en casa de la Condesa el cotillo n á falta de hombres, - alegó una niña. - ¡ Estarían en el caré ! ¡ iVIal año para los cafés, que no:, roban á nuestros hijos y maridos! -Por mí malditos tambicn los teatros gran. des y chicos, donde un oficial no puede pasar

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