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ll 10s, empero, parecía sordo á las oraciones en favor de los de Taravilla. Ün domingo, sin e111 bargo, pronunció el Cura un ser– mon, que hirió notablemente la imaginacion de los pocos de,;g.i- lich ados que le OJan, por lo corto y su:;tancios o : -c<Carís imos hermanos mios en ;\'uestro Se . flor: había dicho el celoso Curn. 1 Ioy ven ia a anunc iaros con la <livina palabra una gran no – ticia , que podr ía hacer la fortuna del pueb lo: pero desgraciadamente no veo bastantes cris– tianos reunidos. Y /usaur1111t ,1pti11111m apcrict. Que ría hablaros de un tes oro preciosísimo, y yo sé dónde está, cnpaz de hacer ricos millona· Et. P,\ IS l>E LA ,;H.ACIA. Jh

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