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182 EL PAÍ:3 DE LA GR,\C[.-'. Las últimas noticias que de Juan habia teni– do, databan de un mes. Acababa de desembar– car en la Habana, donde varios de sus camara – das habian ya enfermado á consecuencia del cli– ma, ó más bien de las fatigas del pasaje . Igno– raba á dónde le dc;;tinarian, y sólo ponía su es– peranza en Dios y en su }ladre Santísima. La acongojada madre, aunque muy quebran– tada de salud, se resolvió á asistir á la romena e.lela Virgen Santísima de Ujué, á fin de rogar en su mismo santuario á la bendita Madre de Dios, que le devolviera á su hijo desterrado, y librase á éste de todo mal. La noticia de que la madre de Juan Eguía figuraba 1::nla expedicion, se propagó como por encanto. Con la simpatía y discrecion que se dejan adivinar, cada cual se esfo rzaba en de– mostrarla, ya con un respetuoso saludo, ó con una mirada afectuosa, la parte que tomaba en su dolor . Este homenaje, que tamb ien alcanzaba á Angela, y que indirectamente ponía de mani– fiesto las simpatías de que gozaba Juan, con– tribuía á acibarar más el sen t imiento de doña Dolores . Como el Alto de la Cruz estaba cerca, las conversaciones volvieron á recaer sobre la pro– cesion de los Cruceros. salida de Tafalla á las cuatro ele la maiiana, y que todos deseaban ,·cr.
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