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NA\'ARR, .. POR SANTA MARÍA 175 Vírgen Sant1sima? Pensaria que la guardabamos rencor . - Claro que pareceria mal. Al santo el voto, y al niño el bollo,-dijo el señor Ramon . -Santos y buenos dias, señores, - saludó un hombre jóven bien vestido, y de caráctc:r comu– nicativo, que habia oido parte de la anterior con versacion. - ¡Muy felices nos los dé Dios! - Para favores morrocotudos, el que me ha hecho á mí la Vírgen de Ujué. No lo acertar ían ustedes. - Pues, ¿qué favor le ha hecho? -Toma, sacarme de las astas del toro, como aquel que dice. Habia yo ido á la marca del ga– nado de Lizaso en Mur illo, y aunque me muero por ver tor os y toreros, jamás habia querido bromas con los animales de cuatro orejas. - ¡Qué las tienen muy pesadas! - rcpuso el señor Ramon. - Verdad es. Mis amigos aquella tarde, des– pues de haber salido á capear, se empefíaron en que yo tambien había de echar una suerte á un toro, ligero como un cohete, que acababan de marcar: y como yo me resist iese, me dijeron que lo dejaba por falso, collon y cobarde. Oir esto y lanzarme al redondel con las manos lim· pías, fué una misma cosa.

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