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EL PAÍS J)E LA GRACIA - Está bien, hombre . Tie nes buena me– moria ... - Lo que c:s por memoria ... ,cXo harás daño al prójimo, ni te achisparás, ni ... -- Basta, basta, y ... al grano . ¿Has hecho lo que mandan esos cuatro renglones? --¡.-\y, señor 1 :'.Ie costaba cada dia más que arrancarme una muela, pero al fin y al cabo, lo he hecho como lo reza el libro. - IIombre, bueno. Para ser apre ndiz bien empiezas; como sigas así, arremetiendo con lo que el libro dice, te armas y sales un buen ofi– cial, Dios mediante. -Lo que es por mí no quedará . Ea, pues, échate al coleto estos otro s cuatro rengloncitos, y basta den t ro de ocho días. Va– mos, valor y confia nza en el Se11or. A los ocho días ya no vino el E sportilhro . San Felipe empezó á inquietarse, y á roga r á Dios por aquel bendito y senc illo ga uapan . Pasaron ocho dias más, y luégo qu ince, y el mozo de cordel no pareci;.1. Sa n Felipe, que le había cobrado aficion, no esperaba volver á ver – lo más . En medio de todo, pensaba el Sa nto, el pobre empezó bien, pero sin duda se ha aco– bardado, y echado á pascar el libro, los cuatro renglone s y el oficio nuevo, que ya tiene cuatro bemoles. »

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