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EL APRENDI Z. DE SA:"\TO San Fel ipe medi tó un instante, conmovido de tanto ca ndo r , consult ó al Sei'\or, y mirándo – ·Je cariñosamente, le dij o: - Díme, buen amigo: ¿sabes leer? - De r.orrid o, de corrid o, no, seiior, como aquel que dice, pero con algu nos tr opezones, ya calo lo qu e está escrito. - Pues bien, - continu ó el Santo, aqu1 tienes este libro: lee nada ma s que cuatro renglones, trata de aprenderlos bien, )' vue lve dentro de ocho dias. - ¿Y con eso saldré ofic ial? - Si los pract ica s bien, creo que s1. - Corr iente. Hasta la vista y grac ias . .-\. los ocho dias vuelve el Esporti ll ero. -¡ Hola , am igo! ¿:\prendi ste los cuat ro ren · glones?-le p regunta el Santo. -¡. -\prenderlos, aprenderlos! La di ficultá no est á en aprenderlos, contestó el bu en /-:,'sporti– ll ero. -¿Pues en qué? - To ma, C!1 hacer lo qu e mandan. Por saber - los, b ien de co rrido q ue me los sé. ( Jiga su me r. ced y verá: «Amarás á tu Dios, le adorarás con reverencia y perderás todas las cos a s ánt es que ofenderle . No jurar ás en vano su Sa nt o Nom · br e, ni blasfemar ás. Sa nti ficarás las fiestas, oirá s :'1Iisa ent era ...

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