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CORAZO): f>E ORO Seí'tora la Blanca, á cuyo poderoso patrocinio había consagrado al nacer á sus dos nilios, :\fa– nolin y Blanquita, por consejo del .-\bad, que opinó que la V írgen Sant1sima seria para ellos la mejor medicina y rem edio, si los había para aquella misteriosa y tr adic ional enfermedad. Cora:;on de Oro, que se acordaba mucho de la vida y hazai'ias de Cora:;on·lwcro, procuraba, para no morirse, hac er todo lo contrario que su difunto tio. A la primera peseta que tuvo se hizo estera· zonamiento: boi:ado comido no gana amigo, y si guardo la peseta se me abrirá el agujero en el corazon como á Cora:;on-/ll(cro. El .\bad dice que quien da al pobre, da á Dios, y qu ien pres· ta á Dios gana ciento por uno. Voy a ver si sale verdad. ¡Tend ría que ver que á mí me devol– viese Dios ahora cien pesetas l ¡ Esta ria gracioso! Y dió la peseta á un chico que lloraba en la calle porque habie ndo roto un cánta ro si11que rer, temblaba ele que su padre le rompiera las cost illas. E l chico quedó muy agradecido a Corazo n de Oro , y habiendo cazado a los pocos d ías un precioso ruisei10r se lo regaló á i\lanolin. l'ero el n ,iseñor se le había escapado cabal– mente á la hija de l Corregidor, y apénas lo supo Corazon de Oro, caritativo y ga lante como era, se presentó ;;i dcvoh-érselo en una primorosa