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COR,\201' DE ORO taron y achicharraron la :";angre al enfermo, que cuando el muy cuitado se hallaba ya al borde de la desesperacion y de la agonin, la cura se logro, r el Emperador recobró la salud . muy agradecido á cuantos le hicieran de;:;barrar . Pero tampocv este bárbaro remedio produjo ot ro resul t ado que convertir la morada de los seiiores de Corcuera en un espantoso campo de Agramar.te, que hacia temblar á la vecindad. Y aconteció que, desde aquella fecha en ade– lante, médicos y saludadores, fueron para siem– pre excluidos del palacio, como vampiros te– mibles y verdugo s carniceros. Y puesto caso que, ni las pied ras preciosas brilla1:tes, ni las nrnsicas acordadas y sonoras, ni los dados, ni la poesía, ni los torneos, ni las dam;as, ni la caza de cctrena, ni la medicina, ni los placeres, eran poderosos á calmar el vac10 corazon de aquella ínclita familia, conv1nose juiciosa mente en no darla en lo suces ivo mas pe,;adumbre, r en evitar que, con achaque de curar el corazon, no vaciasen los médicos juntamente el meollo de la cabeza.

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