BCC00268-2-3500000000000000000410

120 EL PAÍS DE LA GRACIA - Pues han de saber ustedes qu~ la nifia que acaban ustedes de ver ... -Sí , la .\Iarujita. Tiene un sentido que espanta. \·amos, ni una per so na mayor. Es de ad\·ert ir, que mi ma – rido á luégo de casarse, por juntarse con malas compañías, se dió á la bebida, y el infeliz tenia tan mal vino, que luégo la tomaba conmigo . y ántes de acostarse, todas las noches me ar r ima– ba una paliza que me doblaba. - ¡Vá lganos Dios 1 Y usted équé hacia? -Lo que debe hacer una mujer de bien, llo- rar, aguantar y encubrir todo lo posible, que al fin la honra de mi pariente era la mía . - ¡Bien dicho, scfiora! ¡Si todas hicieran como usted, no habría tanto in fierno en los matri– monios! - Pues señor , es el caso que esa criaturita fué un <lia á la iglesia al Catecismo y oyó decir al señor Cura que el mundo anda perdido po r falta de oracion y penitencia, y que si ofrecié– ramos a Dios, padre nuestros ysufrimientos por conseguir tal cosa ó por convertir tal per– sona, no tardaríamos en lograrlo. l\Ii nitia, que como digo, penetra como una persona mayor, se guardó aquello y se acostó sin quere r cenar. - ¡Pobrecita! - A 1111 no me chocó porque ella es de poco

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz