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104 E l, P. \Í;; DE LA C RACIA cito bordado de mi hermanita Josefina en el forro del chaleco. - :'.Iucho, much o . - Pero yo hice má,; que tu. :\'o sólo fui libre- vividor, pue s t:50, q L1c disculpaba la edad, ent re D ios y mi confe sor se hubiera quedado, s ino que , como un energúmeno, host igado por una vanidad, una impaciencia y una ferocidad de sectario, me lancé a la lucha política, y á rom– per lanr.as en La Jarana, peri ódico reformador y descamisadv, en favor del matrimonio civil, de l prote stantism o, de la ma !.one r ía, y de cien abominaciones más. - ;Siempre fubtc exagerado l... -Como ü Saulo, y como á ti, el Sciio r me env ió misericordio samente quie n me detuviese al borde del precipicio ... -¡Tu pobre madre!. .. - No. - - ¿Tu hermanit a Josefina? - Tampoco. - ¿1umujer? - Estaba soltero. -¿ Una enCcrmcdad? - 1\lénos. ¡ Una divinidad! ... - ¡ Tú, tú, tu, tú! Adelante, adelante, como dccias hace poco. ¡ Me la figuro ! - L na Raquel maravillosa, en comparacion