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Conversaciones hijo Enriqllc, que ]~ havia \'enc1do en unl b:1talb.Se vio aquel Emperador can abandonado de mdos, y tan miserable, que tuvo que suplicar al Obispo <.'.e Spira k: diese alguna lim0.-i11a, y le aJmiti<:.'ltpor C!c·. rigo en su Cated1al; lo gua ! le fué negado, y acabo su turbllknta vi<l.i en b mayor pobreza. El año mil cicnco cincuenta y OLho, d Arzobispo Ricar– do Cantuaricnse , Sucesor de: Sanco Tumús Canrna– ricnsc en Inglaterra , vivia escandalosa , y sac1ilcga– mcnce, robando los tesoros de fas Iglesias; éste 1;1.1[ Pr tlado vio á Jesu--Chrisco sentado en un Tribunal, <]lle le dixo: Tu di:,ipasti bonaEcclesi:eme.~, & CfJO scirpabo te aterra: Turb ase d Arzobi.'lpOcon C:Sta f(• sion , y mur io á los ocho días. Baro11io, .)' Ca;ríl/o. A1íomil cicmo se,cnta y seis, en ti Pro\'incia dc.- Cal:t. bria. , dia quince de M:irzo crccio d I io Cratcr en ·gran m:?ncra , y se vieron en él unos perros negros con lenguas de fuego , de cuy:is bocas .-i;: io slngre marchit:.1 , y podrida. Calab.ilust. fol. 2 86. 'Año mil do5cicmos <]Uarenra y tres, dia ~cisde Ivfayo en la Ciudad de Tokdo un } 1dio CH~wdo rompic·nJo un:i piedra, hallo en sus cnrra1íasun libro coli lioj:is co 1n..> de: m:idcra , en d qu:il 5C kh c·n kngn:i Ht l.nc: :i> C.1·icg:1, y L:uin:t e~ca~palabras: l\ltccer~ el H;;IJ de D ios de la Virrrm ~~1a;·ia, y padrrrra J)nrla s,:lt11,[ de los H1mbrr:1. !.~ego dl·c1:1: Será h.illirdo f.ffe libro t;1 tiermn d~ rl Rr·y ~Do1J. Fernando tfr Castt!lci, A,i su• cedió, r~1c·,; rcyn~ha d S.inro rtcy Dl)11h1oand0 III. R,.r¡"Tclo C!:tud. Clcmcnr. Tc1blas. D. Ter. La divcr,i ,.hd de sa-:c,c>'> un raros lis0nrc:1 el grt-;co, y pLt·.:;.·r : d;: los q~1:i les pod&mos s:ic:1 r mlH. b:1 uulidaJ par.1 m1~scr.1 ensc:11a11za , y 11101.i.lidaJ p ua an~~