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-12- Hemos tei·mi nado la labor preparatoria de aclarar según el sentido natueal de las palabras y el espíritu de los que las dictan, la definición que entusiasma al Rancio.Por esto mismo debió ahorrarnos este trabajo . y presentarnos la concepción de )lella en forma que midiríamos todos, su a lca11ee y conocido, abandonar otros principios, c¡ue á juicio de los car listas se fundan en el er ror y extt-aYían á los vascos . El aplomo con que el Rancio lo acepta, nos lle ,·a á deducir que á su expos ición habría de se– gu irse el indicado resultado .Con todo, nada ha hecho, y en su lugar nos hemos Yisto ob ligados á declaror lo que el Rw1Cio hu– biera man ifestado á no Yerse condenado á eterna mudez, cuando se tr ata de sostener lo afi rmado . Expuesto cuanto antecede, fijemos con claridad la conclusión definit iva que 11ülla y los suyos quieren sacar de esa doct1·iaa . Es la sigu iente . Cuantos pueblos integran lloy r.l 'F},tado ospaiiol constituyen y han constituido una, Patl'ia 6 Nación .Por lo tan – to la Patria de los v,1:-:cos es y ha sido E:.;pa– ña, doctl'ina opuesta en abso l uto á la r1ue constantemente hemos sostenido nosotros .

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