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-10- fundan, unos con otros, ni por eso pierdan su autarquía ., Dispuestos á admitir por unos instantes la definición que nos ocupa y á explicarla y á aclararla con toda hon– radez, nos encontramos con l? int eresnnte cláusula por la que se pretende significar los elementos integrantes de la comunidad moral, histórica, suprema é inde pend iente. Y nos quedamos sin entender al procligioso orador . Sin esfuerzo se comprende la exis– tencia de pueblos que int egran una comu– nidad 6 junta ó agrupación, regida por las mismas leyes, íntimamente unida por lazos espirit uales ó moral es, unida permanente – mente durante siglos, constituyendo so– ciedad suprema é ind epenclie nte. Pero para entender que estos pueblos así uni– dos, solo se crean componentes de aquella comunidad, se necesita especial luz de que no disponemos. Creer es un acto de fé y la fé os adhes ión á lo que no se vé. No verse unido s, pveblos componentes de una CO· mun idad ,como los que examinamos, revela la cxistene ia de colectiv idad es desconoci– das hasta hoy. La existencia de pueblos ciegos . Es sin duda la ceguera not a esen – cia l de la Patria del seüor Molla.

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