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~7- 139 ,¿Ignoran esos pobres vascos que un pueblo que espera su salvación de un ser ex tl'Si'iO á él es un pueblo envilecido digno de permanecer eternamente es– clayo?J A D. Carlos no le consideran los vascos extl'aii.o de su Patria, ni se consideran tan poco envilecidos los vascos por defender las tradiciones: los vascos saben que quien en– "ilece al pueblo no es él , sino los Gobiernos liberales con sus despotismos, y la dinastía constitucional y parlamentaria ; y por eso los vascos al combatir á la revolución, don– de estün encarnados los principios absor– bentes del liberalismo, tienen la certeza de que defienden los intereees de la Igl esia; y por lo tanto, lejos de considerarse rebaja– dos, se sienten con mayor dignidad y gran– deza . 140 <¡Y serún capaces de I'ecibir los Fue– ros como una limosna de D. Cnrlos? ' No. señor; D. Ca rlos no nos los of.'eco do limosna, él nos ofrece respetarlos y hacerlos respetar; lo cual es todo lo contl'3rio; no es lo mismo cl esta\' sumiso á nl1estl'os 1"1161'OS. qllo el ofrocerlos como de limosna, 141 «Pnos podría llegar :'t roj s la sohel'bifi de D. Carlos ni á menos la dignidad do los vascos. ' pues miro, Iber, ni D. Oados es soberbio,

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