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-26- cafionazos en los campos de batalla: los vascos no tenían que meterse para nada . , Pues, lector amado, no cabe duda qu e los ya<;oos á quienes critica Iber, fueron mu– chísimos y más católicos que él, porque creyeron que tos intereses de la Religión de Cristo son para todos los hijos de la Iglesia comunes, y hay una grande oblignción de salvarlos cuando peligl'an; y PO]' lo ta nto, "islo pOI' los vascos que se \'cntilaba un pleito grandioso que podia ser de dda 6 de gran peligro para la [{eli~i6n. antes de per– manecer impasibles ó inalferentes anre un evidente peligl'O, profirieron salir en defen– sa de la llúmilTquia Católica y tradicional, quo representa los principios Sl\h'adores, contra la dinastía liberal que los sustenla disolventes. y sigue lber con sus aberraciones: 168 - ¡Qué egoismo tan atroz! No llaméis ogoísmos sino prudencia al instinto de conservación y el conocimiento clm'o de lo que exigen Dios)' la Patria, Si ma– llana los liberales belgas se alzase n en armas contra los católicos de aquella Xación y comienzan (¡ dar leyes contl'a– das á la Iglesia, supongo que no apro– baréis el que Espafla dcclm'o la guerra á Bélgica y arillo un05 cuantotl huquos do

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