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-IS- la nána de EII2l,;adi: abolTeced1o como el enemigo mayor de l1uest ra causa, ) Volvamos la oraci6n pOI' pasi Y3. Lo que dcbfa ponerEe en todas las puer. tas y paredes de los vascos es: Católicos mdi– liberales: desjlués que el carlismo Iw Itf!CJ/O loda clase de slJcri.¡icios, incluso el de la vida. polr de/ellder la )teliglhn, '/lit cobarde, que se oculta bajo el 11seudtmimo de lber, le insulta, Y !lEntes el/yo e:clerioJ' lJarece serúJico. con mmú.liesla COJ//1Jlicidarl ¡,.ropagwl 8118 calulI/nios. falta ndo gravemente tí la caridw{. ¡Qué sarcasmo! ¡Qué ignominioso proceder ! Si como afirma ¡be,. el c..1l'!ismo es tan digno de reprobación ¿cómo es {tue perso– nas tan dignas como los religiosos de di– ferentes Ordenes monásticas empu ilaroll las armas y lucharon en favor de Carlos V en lo. primera g uelTaY y ¿cómo se explica tam· bién que en la segunda g uerra otras no me· nos dignas del clero secular y regu lar le in– citasen ;1 la defensa de la Religión, no s610 fuera de Em:kad i, sino en estas cuatro pro– vincias, con más ardor, si cabo, que en las restantes de Esparm? ¿Desconoce por ventu– ra I ba estos hechos, 6 es que los ha olv ida– do? Pero vamos á otro párro.fo do I ber: 156 cl.No hubieran sido alTebatados á Euz– kadi los Fueros para esta recha aunque nunca hubiera habido carlismo? - Que hubieran querido arrebat(ll'selos es in-
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