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' , Es una p.re,unta bien inútil la de len que consisten á que obligan las leyes de la naturaleza? Desde d J. . e to que-les darnos este nombre, conocemos lo que mon, n . . • . • 1 · · en guanto a la obl1gac10n que imponen, a con- soa:i ' Y - · d l h b ciencia la ensena a to os os o~ res. · Esta conciwcia es el mejor libro de moral q~e tc- "'"'S y J·u~tamente el que menos se lee.A nad1ese le ne,.,.., , . . S • h •• dice: Le, en tu "m&1~nt1a. er!~ acer ~n gran scrv1.c10 3 la humanid.ul babnuar lo, JOVnies a que la leyeseu, .pues en ella adguiririan la costumbre de a.mar el ~i~n, y de aborrecer el 1T,al : ¡ y que fuerzano tiene el habito en todos los hombres! _ . _ Hay pfrsonas 9ue dicen CJUC la con~ienda no habla; etras que habla d1frrenteme11te n Jo¡ diferentes pueblos; y de escos dos principios cor.cluyen que es ~nútil ese~ .. charla. Los uuos y los otro.s no, so,Io se e<]uivocao :t s1- no qne hablan ,ontra.. la misma verdad <]Ue cooocen, lo que debe hacerlo¡ odiosos, pues todos pueden convcn• c:erse de su fals.edad. Las verdades de seatimienuo y ee e,cpcrienda no son problemáticas. Los mayores rual, ados no sufocan SUI remordimientos ,> _comose .cree: lo que .es un. crimCA eu._Europa_ lo es iguali_n~ntc en las Indias.. • Las -difi:rentts rel1g1ones bau producido d1fertrttes leyes: lo~ diversos clir11as han introducido diversos mos. Pero sin cerrar nuestros ojos á la razon no pode– mos estcuder estas diferencias hasta Jas leyes naturales, que µroas varían, La perfidia, la mentira, el asesina– to , el . robo uo se permiten á un Negro mas <]Ue á un B_lanco : lo mismo <JUe hoy, los condenaba la concien– cia quatro mil años há; y los pueblos <]UC creemos mas :;alvages y bárbaros, no son los <]Ue menos la respetan• ¿ Pero cómo están escritas estas leyes en todos nues.. tros corazones? Esta es una maravilla que pretendo ex• P,lkar:. conviene ponerla en la clase de aquellas qu~ , .

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