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1~46 -dalo , )' muchos ~troces infamiddios ( ,) . No incurra V m. rn e! fo11csro error de empeñarse e.n que las mug~ressean las únicas que se empke11en el ar~e obstetricia. Todos los dias somos testigos de las desgra– cias que. resultan de la ignorancia , é i:npericia de las Comadres. Todos los dias perecen _milviccimas baxo de estas manos ignorantes, y crueles que hubieran conservá– do ru vida , en caso de haberlas socorrido unos hábiles Cirnjanos. ¡Quánfas mugeres no han qu:dado heriJas, é imposiblicadas de ser en Jo sucesivo Madres desde sus primeros partos! . No creaV m. que se remedia este inconveni"ente csra-– bleciendo escuelas para las muger~s ; á menos que estas quieran estudiar la CirugÍl completamente , que apren– dan á operar , y se llenen de ~odos a,qudlos ~011ocimien.– tos fisicos; anatómicos , fisiológicos que debe saber un -Cin1jano ; pero esto es inconciliable con la~ coscumbres del siglo: no digo con sus talen ros, .y las demás_ qualid:t~ des de que debe estar revestido un partero; porque aboi:– rezco aquella. fa,stidiosa <¡Üesrio11 de la preeminencia de los hombres sobre las mugeres e r) (1) Son digMf d1 im_ltarJI los regl.immeos que for– ,nJron en sus Reynos de Prusia y .Austria.Federico JI, 1 Josepb 11 , p11ra las casas destinadas á redbir hu mugerts, que quisieren pMir sin que lo per&iba el pú- blico. . (1) No tima Vm. que los Moralista, st · 'lue:lfm de esto. El Principad,o de Vm. será ilustrado ; an no puede ballar cabida en los entendlmitntos de aquellos , el t,mor ridículo de que I, costumbrt de los parteros u un origen de las malas costumbre¡, un escándalo público, una in– decencia, capaz. de exfuperal' y de e-'Ctinxuir el pudor en el corazon de ias mugeru ; puu tendrán pruente lo que dicen sobre este asunto los Sábios , que han exd.mintklo ,emej.inu materia , y de que voy iÍ tri:ITlsfribir un11.. p11r,

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