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- 67- tima de un desgrnciado é impre,·isto ac– cidente envuelto ent r e llamas en 1387. Durante su r einado se encendieron en España persecuciones contrn los judíos, acusados de c~ímene s y sacrilegios y es fama que muri er on muchos en Nnva rr a haciendo sub ir, segú n algunos, á la es– pantosa cifra de 10.000 el número de los sac rifica dos e n Estella. Su hijo Carl os lII llamado el .Yobfr, fué la a ntíte sis de-su pad r e. P ríncip e pací– fico, r ec to y lea l se g ranj eó e l ca riñ o de propios y extr años . E mbellec ió á Tafa– lla y Ol it e, construy endo e l famoso cas · tillo palacio de esta c iudad. l\lurió en 1-l-~;) dejando la corona á su hij a D.ª Bla nca, quien ca só con D. Juan infa nt e de Arn – gún , volviéndosG á unir de nue vo las dos monarquías. Los navarro s juraron por reyes á don fu mz I y á su es posa D.: 1 Blrr11ca y por heredero del trono á su hij o D. Cario,.::. pr ínc ipe de V ia na . Y aquí entra uno de los pe riodos más enmarañados de la hi storia de Navarr:1. ~luerta D.ª Blanca poco s años desp ué s , tuv o mucho cuidad o y previsión de dejar consignado en su testam ento que la co – ronn de Na va rra pert e necía á su hijo may or el príncip e D. Carlos, y caso de fallecimiento de éste, á su otra hija doña .Blanca casada con Enrique IV de Cas t i– lla, y en fin, caso de que ésta falleciese,

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