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- 31- Pamplona leva ntó muy pronto un tem– plo á l\'Iaría Santísima y muy pronto tam– bién sus obispos dier on muestras de su celo por la salvac ión de las almas. Sen – sib le es no poder dar más detalles porque no existen catá logos completos de los pr elados de aquell os r emotos tiempos ni de la historia ecles iástica de los primeros siglos del Cristianismo. Durante la Edad Media se fundan los célebres monasterios de benedictinos de Leyr c, Hirache, lranzu, Roncesvalles, Fitero, la Oliva y otros que á má s de serv ir de asilo á los dolore s human os y casa de oración, fueron tambi én el lugar santo donde se cultivaban las artes Y cienc ias y por tanto contribuyeron mu– cho á la civilización. No puede preci;-;ar– se la época exacta de estos monast e rio s . Acaso desde el siglo VII existían ya los de Hirache y Leyre. Durante muchos años los ocuparo n monjes benedictinos que compartían el tiempo e ntre la ora– ción , el trabajo rural y el intelectual: después los ocuparon los cis tercienses ó bernardos. En el monast erio de Lcyre se co nser– vaban los santos cuerpos ele Nunilon y Alodia, jóvenes hermanas martirizadas en Huesca por los mahometanos. El cé – lebreS.Eul og io, Obispo de Córdoba, vino en el siglo VIII á ,·isitar la tumba ele aquellas heroínas del cristian ismo. En el

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