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92 Epoca 171. R-:s!,1blecim. d¿ los C¿;;z~nt. Tn las dcmas Pro, ;incias sucede otro tanto , sobre poco Gns ó menos , y en algun~s partes no ha producido fruto alguno . En estas circun stanci:ls tan oportunas, en que vemos reunidas ambas Potes tades eclesiást ica y ci– vil para desterra r un abuso , en cuya reforma inte– r esan la pureza y respeto de la ca sa de D ios , y la salud püblica , todo buen Chris tiano , y ciuda – dano debe contribuir á este fin, sacrificando sus de– r echos, intereses y pretensiones particulares al bien comun de la Iglesia y, de la Repúbl ica. i Qu e tí– t ulo hay, ó puede h:ibel', por legítimo y sagrado que se:i , que no deba ceder á tan podero sos mo– ti vos , qu~les son la sa lu3 públ ica, y el decoro de lo s templos? La \·,:rnic!:1d y orgullo de les que quie– ren llc·;ar a l sepulcro el fa~1sto con que siempre han vivido, y tener un luga r distinguido entre los mo rt ales, aun dcspucs que la muerte los iguab á to– dos, esta vanidad, que intro.:!uxo los sepulcro.:'i. en los templ os, y comenzó á relaj1r la d isciplina antigua) n.:> merece ser oi.b ) ni otra impugnacion que el desprecio. · Si algnno por sus virtud es, hazaiías, y servi– cios hechos á l~l Re!igi,:n ó ~l Estado merece un se– pulcro singn lar y honorífico p~ra perpetua :- su me– mor i:1, y estimula r á s1 imitac :on á les venideros, se– gun lo han préÍcticado generalm ente todas las :f\ 1 ,.cio– ncs con sus Ht!roes, entonces podrá er igirse el mauso– leo en el Cementerio mucho rr.~jor que en los temp los, d1)l)de no conviene que haya otro objeto que arr c.b;i– te l..iatcncio n que el todo PoJ croso, y sus Santos; y por c11ya razon h:rn rroh¡bido repetid:.is vece" los s.1rrauu:; c.ínoncs todo sepulcro ekv.,J1J sobre el pa- ~,