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e;i d s'iglo XVIII. 39 xa e11t~nder el g:-ande riesgo en que esta rnos , rcspi;.. rando en los templos , donde son freqüenres los en– tierros, un ayre todo impregnado de los v::ip0res, que exalan los cadáver es al corromp erse. No s,in ·graves fundamentos sospechan y con– jeturan algunos Físicos , que muchas de las ficbr~$ agudas y malignas, que de repeme, y sin cau sa cono– cida, asaltaa á personas robustas, como t::imbícn b s enfermedades ep.idémicas que á tiempos se encienden en los pueblos grandes y poco ventilados , c;ue tienen <lentro l l)S Cementer ios ., son Lls mas y,::,:es efocto de las exalaciones cadav érícJ s, que intro\.iuci~ndose con el ayre que respiramos en b m:4ql1ina. animal fermentan la sangre, y alteran é inficionan toda la masa de los humores. Tod os los sabio s que han examinado el riesgo fo conocen real y efectivo, y confiesan la necesidad de sep:irnr los muert os de los Vi\'os, especialmente en lo:; pueblos grandes, Y, poco vent ilados, E1~ conseqücncia de lo dicho, los mas de lo~ Prín cipes Chri sti:1nos han tomado de acuerdo coíl los Prcbdos de la Igles ia sabias y oportunas pro– videncias para libertar sus pueblos de tan grand e pe;. ligro, restable ciendo á este fin el uso antiguo de los Cementer ios, segun la. discipl i1u de nuestros Padres, t antas veces reclamada. por los Obispos y Concilios., El Empe rador .C:tr!us \TI. hizo destruir el Cemente.:. rio de S:i n E~te· 1 :an, que estab:i dentro de Viena : la Emperatriz María T eresa mandó construir un Cemen– terio cunrnn fuera de dicha capital , como Jo re– fiere Hab<1rm,urn en la obr a citad :i : Jo sepho Ir. ha m:rndado qn1; en toJa. la ex.tension de sus estados fvl se

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