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en et s:¿l o XVIII. 8S de los que salen en grande abundancia de las cis– ternas , y sepulcros en que estan los cuerpos me– dio podridos , ó no del todo disueltos al abrirse para sepulta r á otros; y finalmente de los que des– pide la tierra del pavimento, removida freqüente – mente para el mismo efecto, la que adquiere cier– to color y humedad en fuerza de los vapores ca– davéricos que recibe, y en que esd empapada. Este ayre cargado de las emanaciones pútridas de· tantos cadá \·eres , en que está l:l semilla y fermento de todas las fiebres y cnfern1cdnJes, no pocas ,·cces epidémicas y contagiosas, de que han siJo despojo: Este a yre ínfrBo, mas apto para dar la muerte gue para conservar la vida, es el que respiramos; y el que mediante la respiracion se introduce en los pulmones, part es las mas susceptibles de toda impresion morbífi– ca, de fermentaciones malignas, y de fiebres pútri– das. Si es peligroso usnr de las alajas que manejaron los que han muerto de thisis, pulmonía, úlceras c~rnce– rosas , ó de otros accidentes contagiosos por los eflu– vios que adhieren kellas; t,quanto mas lo sed re sp i– rar con e] ~yre, los que exalan los mismos cuerpos, que los han producido , que han sido su destro– zo , y que estan penetrados de su ma!igílidad 1 ;Los Medicos y otros Físicos, que han excirní– nado el punto, refieren un:t asombrosa multituc.l de convulsi\.>nCs v iulent.ts , sincopes , fiebt·cs m'.llignas, muertes súbi tas , enfermed:ides epidtmicas, y aun pestes causadas por las cmanacion~s cada véric.:is. No será fuera de propósito reforir algunos sucl!sos para que me.i )r se cntien .!.1 el ¡:di¡:;ro en qu ,! cst:i b salud pública , h n~c1...síJlJ que ha precis~ldo á lus