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en el siglo XVIII. 8:J· los han alexado de las ciudades, y fa que siempr e se han propuesto por fin y objeto de sus leyes los Legisladores. Los Concilios y Prelados de b Igle – sia, que han prescrito la práctica gel:leral de sepultar en los temples, aunque fundan ·sus ·cánones, conforme á su instituto , en la pureza de la Casa de -Dios, y en el respeto debido á los Santos; ·no han oh·ida – do, ni perdido de vista , como ciudadanos y mient– bros de Ja Repúb lica, ·1a salud de ·1os pueblos, se– gun vemos en el Concilio lV. de Milan arriba cita ... do, y en otros muchos. Mas no puede negarse, que en el presente siglo se han dedicado algunos Físi– cos á un examen muy particular y exacto' y que debemos á sus vigilias y especulaciones, ideas mas cJa'ras y ·circunstanciadas de la naturaleza , grave– dad, extension, y calidades del peligro; y consiguien– temente de la necesidad en que estamos de remo– verlo , y evitarlo por todos los medios posibles. El punto está plenamente demostrado, y solo dexará de subscribirá él, quien ignore las sólidas refle– x.iones y reiterados experim~ntos , que los mejores Físicos y las mas famosas Academias han publicado sobre este objeto , el mas interesante á la humJ.ni– dad; ó quien h:igJ. empeño d~ sostener su preocupa– cion , y no dexarse yencer de la evidencia (*). L2 ·To- (*) Los F í.sicC1s que principalmente se h:in dedic:ido 1 e-xáminar e~te punto sun I\1r. Il ag nenot , D ,;ctut · y Ca~ teclr:ítico de Medicina tn l,1 Un'iversidad de l\fompd l~r, que refiere sns observaciones y expe rimen tos en un tr atarlo im. preso aiío 17 46 intit11Ltdu: l\l.;moires sur les drmgers des inbumations . I\1r. i.\bt·l t, l) ,Jcto r dt: l\'Jedicina, y S1:cr1 :t.mu . <le

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