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8 ~ Epncn r 'l. Ra ti1!~1,~1m. de los Crmcot. ay á los ~agradqs cánones.,ht\ preva\~ciJo CQntri lu di,ciplina antigun, el espíritu de la Iglesia ¡¡iem· pre h~ 6ido el mism<> ; y aunque ha condescendi– do con lus Jcseos de íos fieles, y cedido á la ne~ c.esidad, nr, ha cesado sin cmbargl> de reclamar la disciplina de nuestros Padres por medio de lo!i Obispos y Concilios, aunque sus cánones apen~s han producido otro efecto, por la condici on de los tiempos y fuerza de la costumbre , que asegurar – nos de su espíritu y modo de pensar en todos los tiempos , y exhibirnos otro s tantos testimonios de sus prote stas contra el abuso, para que en ningun tiempo prescriba, y menos pueda gloriarse del con– sentimiento univer sal de la Iglesia (1). EPOCA VI. RESTABLECIMIENTO DE LOS CEll1EN- terios en ei siglo XVIII. E.N tod 1)s lús ti empos se lu cono cido, y temiJo el riesgo en que la proximidad de lus cadáver es 'po– ne la salud públi ca . Esta es la c:rnsa principal y general porque las N Jciones mas sabías del mundo los ( r ) Ecclesia eodem sempe r sp1ritn anima ta , licet pro temporum , et cir cum stanti armn conditione nonnmnqu:im de externa discip lina aliquid remit tat , pro11t indubi é in hoc pu neto mu ltmn remisit , t ame n satis ostendit, qu od et in lioc c1rticnlo cfüciplin :e codem spiritu c1gatnr ; ne– qu e :í pri -;tin:1 tfüciplina recedat, nec de ea r,.,,li tt J t, ni si ncCt:~,ít :ite, et concliti0ne temporis qu odam mu'.u cc,g.:ntc. Vrm-Espen Jus ecclesiast. part. 2. tit. 38. de scpu/t. cap.z,
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