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hnsf c¡, el s!g !u Xf~JI J. 77 nil su Cementerio delanlc el~ l:1 pu¿-na, segun refie– re Sando\ ·~·d ~n el C<!tá logo de sus OSispos pag. 94 . en el día se entierr:rn los C:.:nónigqs en unl pieza scp::irada. , y el resto de l clero y pueblo en un claústro abierto y espacio so. Omitimos alcg:i r otros testim onios, por juz g:ir qu~ bastan los exhibidos p::i– ra demostrar concl nycntcmcnle nuestro argumento. El siglo XIL es la épt>Ca cierta y determinada en que los Reye s de España comenza ron á sepul~ tarse dentro de los templos. De los de Ca stilla lo afirma Berganza , citado por h Real Ac:.idemia c11 su Informe pag. 80. con b cxprcsion de C)Lle los cuerpos Reales, que est:iban sepultados en el Mo– nasterio de Oi fa, á la puerta de la Igle s ia , se tras– Jadaron á ella. En Aragon nunca se ha pensado en trasl ada r á la Iglesia los que se enterraron fuera; pero es constante que en dicho siglo tuyo principio la práctica de sepultar á nllestros Reyes dentro de los templos. Porque hasta Don Ramiro el 'Monge iH– clusiv~' que muri ó á mitad del siglo xn. tod os se enterraron foera de las Iglesias, y sus sepulcros son conocidos en nuestros dias, como queda dicho. Por otra parte consta , que Don Alfonso II. nieto de Don Ramiro el Monge, que murio á fines de l n1ismo si– glo, se mandó sepultar en la Iglesia. del Monasterio de Poblet , y que dich:1 Iglesia fue desde entonces el Panteon de nuestros Reyes, como lo habia sido antes la Sacristfa de San J uJ.n de la Peiía ( 1). El Privil egio comenzó por los Reyes , y luego se comunicó á los Ricos-h ombres , á los Com enda– do~ (1) Z'ui)ta lib. z. ~ap. 47·

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