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7 menterios, y á 1a pronta y puntual observancia de los decretos de l Soberano y de los Prelados de la Iglesia. sobre.. este. particular. EPOCA l .. DESDE LA FORilrIACION DEL PUEBLO de Dioi hasta su dispersion y r:ui11a. LA Jud éa fue -la cuna en qne · nació y. tu~o- sus· pr imeros incrementos la Iglesia , y los I-L .. ,brcos sus primeros Catecúm enos y Neófitos . Pur esca ca usa, y porque aquel Pueblo santo fue ensenado de Dins, y elegid_p, por único deposita riQ de la vcrd:.1dera Re - ligion, é Iglesia. , .hasta que el .Verbo enc~unado , fundó la suya , ·y llamó á ella á tod.1s las gentes y naciones de la tierr a, m~rcccn Cé>f):'Ci:tl atcncio11 sus usos y prácticas sobre este a rgumcnt o, como que las recibieron y heredaron de él los primeros Christianos •. De ninguno de los· mortales, que hubo en mas ele dos mil aiíos h:ist:i el tiempo de Abrah.'.in nos dice la Escritura c.l lugar en que fue sepultado; mas la simpl ici.tiad de aquellos tiempos, . y algunos mo– numentos antiquí simos h:in hecho creer á los que 11.rn in vestig.1dl> la mJt ~ria , que las grutas de los montes , el c:1:nro y el .u-.'sierto scr\' ian gene r~l– rncnte de sepulcros, di!-"tinguicndo con alguna co– lumna, ú otro p.. !dron los de aquellas personas ilustres, cuya mcm c ria querÍ:\11 perpet uar en la pos– teridad. De Abe! refiere Jo sépho, que fue sepul- ta-

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