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5 2 E peca III. desde (a paz d:1 la Igf¿s ia San Agu stin en otra parte , no son sufragio algu..a no : vi-vorum sunt qualiacumqut solatia,, 1wn ad~ jutoria mortuorum ( 1 ). Este es el espíritu de la doc. trina de San Agustín, que he que rido extractar por– que las luces de su docrrina ilustran mucho la m:i– teria, y disipan las tinieblas de la ignoranc~a, qne en esta parte suele tener el vulgo . A que debemos añadir, que el Santo Doctor habb. de los que se entierran en las Igl esias en contraposicion de los que por injuria de los enemigos, ó por algun acaso no logran sepultarse en luga r sagrado ; mas no de los que estan sepultados en los Cementerios , que co $ mo luego veremos, son parte de la Ig lesia , y es– tan baxo la proteccion y tut ela de los mismos Santos, y las almas cuyos cuerpos descansan en ellos gozan de los mism,)s sufragios , \·tnt:tj .1.s y p,·,~rugat! v~s. La piadosa creencia de que sept..lt:tr.s~ en los t emplos es útil á las almas, !a que m~d entcndiJa del vulgo excedió los justos límites, y d(;gcn~ró en ni– mia credulidad, encendió en todos et deseo de enter– rarse en los templos, olv id~fodose de que los Ce– menterios son tamb 1en lugar sagrado , y por decir– lo así, parte dd temp!o, y la mas propia, como diputada por la Igl esia, para los cuerpos difirntos; donde gozJn de la mism1 segurid1d e rntr:1 los e5pÍ– rims m:tlignos , y las arm~s d~ to,fos los sufra;2;ios que se ofrecen pur ellas no m~nos que aquellas cuyas cenizas descansan jun to al altar. E!la hiz > que auil los pecadores indignos de todct sep..iltura la preten"' clie~ (t) D. Ag. Strm.

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