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1Jt:rsta fines del .rigl~ l/1. . 3S rle 1os Idolos, y pu-rificados con las bendi ciones de la Iglesia se consagraron ·al culto ·del A~cís-imo.Por otra ·parte las tazones ·porque se abste111anlos He– breos y Romanos de sepultar en los templos , de nihgun modo .subsistian en el pueblo Christiano, li– bre de la ley de Moyses, y de las ·supersticiones de la idolatría . La inmundicia legal que éontra~an los Hebreos coi, el éontacto de los muertos, que les po– nia entredicho ·en el Santuario hasta purificarse, es parte del yugo de que nos libertó J esu-Christo : y las ridículas preocupaciones de la Gentilidad acerca de esto se disiparon con las luces de la verdadera Reli– gion , que nos hace mirar los cadáve res de los Chris– tianos vit'túósos ·, como que han sido templos del Espíritu-Santo, y morada ·de unas almas ·gúe gozan de Dios, y que han de resuéitar para ser partícipes <le su gloria. Por esto desde luego , consintiéndolo los Emperadores Christi anos contra las leyes de sus predecesores , se traslad aron á las ciudades los cuer– pos de los Mártires, erigiendo en su hónor Memo– rhs, Martirios, ó Basíl icas ; mas no se dio lugar en ellas á los <lemas fieles sino despues de muchos aií.os : prueba convinéente de que los Christianos de los siglos anteriores no dexaban de enterrarse en los templos preéisán'.tente porque no !ns tenián, mas tam– bien por el dccorn y rcsp2to .:iebidos á la éasa del todt> Pt)J cr osu . San Silvestre que murió m:is de 20 años despucs de h ¡nz de la Iglesia, quando había muchos templos denttó y fuera de Roma , fue en– terrado en el Cementer io de Pri s<.:ilaen la via Sa– la ria, San Marcos su sucesor en el de .l:hlbina, aun– que había ~dific<tdodos Basílicas : Juli o L, Lib'-'rio, E 2 Si-

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