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26 E poca II. Prtfrtic,'1d-:l>sChrlsti .wos nicra , que los Rorn:1nc;;, qL:c C!1 b presente é poca eran los mas ilustrados. y su-; k:yes las que reg;a 11 en todo el mt.~ndo, cmerr~1ban lvs cadá \·eres fuera de los templos y d~ las ciLd.:1des: la segunda, que sus leyes y prfrtica se fondab:rn en el decoro de los~mismos templos , y en b. saiud pública. De lo dicho se colige , que en los tres prime– ros siglos de la Iglesia los Christianos se enterraba n fuera . de poblado. Los profesores de una Religion, gue los J udios reputaban escándalo, y los Gentiles necedad , . perseguidos con el mayor furor de los P ríncipes de la tierra, no hab ian d~ ser de mejor condicion . que el resto de los hombres, ni gozar de un privi legio concedido á pocos, y estos los mas dis· tinguidos . Igualmente es cierto que en dicho tiempo no se enterraban los Chri stianos en los templos, porque hasta la paz de Constantino no los hubo, si. no tal qual Basílica, ú Orator io que las mas veces arruinaban los p:1ganos. El Emperad or Diocleciano 11izo dest.rnir el que habian constru ido los Christia– nos en Antioqnia. San Cali xto edificó durante la per secucion la fütsílica de Santa María Trnnstibe– rim, y San Fe lix otra en que fue sepultado (1), y quiza este. santo Pontífice y Martir es el único cxer:pplar que acerca de esto podrá alegarse en los_ tres primeros siglos. Los Sanlos IVUrtyres eran privados del sepulcro comun, porqu e J;.1s leyes Rom:rnls excluían de este honor á los ajusticiados, bien que en unos tiempos solo á los rn~s facinorosos, y á los crucificados, y Ít) fücb. Rom. 14. Oí tob, et 30. Jl1at'i.

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