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18 Epoca I . Práctica de los Christiauos nia. La pompa fonebre , que acompañaba el cadá– ver del hijo de la viuda de Naim, ya estaba fuera de la ciudad quando lo resucitó el Salvador ( 1 ). Aquel energumeno furias<;> de quien expelió el Se. ñor una legion de espíritus_malos habitaba en el desierto entre los sepulcros (2)._ Los Santos, que r esucitaron con J. C. estaban sepultados fuera de la ciudad, pues expresa el Evangelista , que dexan• do los sepulcros entraron en ella (3). E l precio en que vendió Judas al Divino Maestro sirvió despues para comprar un campo para sepultura de los Pe– r egr inos. (4). El sepulcro de Elena, Reyna de los Adiávenas, pueblos sitos á las márgenes del Ti– gris, la que habiendo abrazado la Religion de los H ebreos habitó en Jerusalén, y segun Paulo Oro· sio fue Christiana, y murió á mitad del siglo pri– mero, aun en tiempo de San Gerónimo y de Eu– sebio se veia tres estadios distante de dicha ciu– d ad (5). Todo lo qua \ prueba con evidencia haber siclo esta la práctica inconcusa de los Hebreo s de,– de su oríg~n hasta su diipcrsion y ruina. EPOCA II. PRACTICA DE LOS CHRISTIA I\ 1 0S EN los tr es primeros siglos d~ /ti Iglesia. Es cierto que !a Iglesia no recibió de J esu- Chris- (r ) Lnc. rap. 7. (2) M1rc. rnp. 15. (3) M,1th. rap. 27 . v. S3 · (L¡) I\1:uh. rap. 27. (S¡ S. Hyeron. Epi st, 27. Eu~eb . hist. cccl. lib. 2. c. 1 z;

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