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desde el princip io h.1sta sa dispersion. I 5 Hebreos de dar lugar á sus muertos en el tem;Jlo, y concebían tanta repu gnancia en esto , que para profanar un lugar sagrado bastaba colocar en él }os huesos ó cenizas de los cadáveres, no de otro modo que se manchan , y profanan nuestras Igle– sias con )a efosion de sangre, y con otros enormes delitos. D e aquí sin duda provino, que en el tem– plo de J crusalen , que es el único que tu\·o Di os en la Ley antigua, jamas tubo ~erukro alguno como guedJ ad vertido. Lo~ Profrtas casi todos florecieron en tiempo de los Reyes de J u:H y de Israel : sus sepulcrns · por la mayor parte fueron bien conocidu - de los Hi stor iadores antiguos , que los colocan fuera de poblado , especialmente Ju seph o y San Gerónimo, en cuyos tiempos se conservaban, y hablan de ellos como testig•)S oculare s. l.safas fue sepul tado fuera de los muros de Jeru sa len baxo de un árbol cerca de la fuente Silne ( I ) . Ezequiel muerto en la cau– tividad de Babilonia, lo fue entre los rios Chobar, y Euphrat es , y su sC'pulcro, uno de los mas sun– tuosos y freqücnt3.d()S por causa de rcligion, se conservab a en el siglo doce, segun refiere Benja– min Tud eknse en sus viages . Un suceso, que se re– fiere en el libro 4 de los Reyes, prueba, que El i– seo fue sepu ltado en el carn;'o : y es , que yendo lo s Israelitas éÍ entcrr.1r l1·1 c:1d.íYer, y vicnJl> ve~ nir contra d l1)S un .1 cr1:drili;i J~ salteadurcs Mo:i– bil as, llenos de pa\ ·or huy.:run á la ciudad, .u rn– jando primero e-1 c.hhv1:..r en el sC"pulcro d-.:l Profo– ta, con cuyo contacto resucitó (2). San Gcróni- mo (.2) Calmet D ict. Blíb. v.Isaias. (2) 4.Reg. c. 13.

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