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- 13 - Hnbl emos , ahora, Señores, de In c:1sa. Mat eria lment<' e¡;.unas cuantas carretadas de piedra ó ladrillo, pero moralmente ..... e\ mis tibio;:; :t~oma ·Ja palabra mundo! Y cómo no? Pn.rn quicu YiYc solitario, entre b r61:t:'l, h casa es el mundo; y aun para el que Yi\·c entre hombre:::, es 1111 mundo, tambi én . Constituy e los amores del Ilasko . Dc.l nombre de la cn~a loma el apellido; apell ido y nombr e no impu estos por b, fantasfa, sino por fa, naturaleza . Los apellidos ens ka.ros, de sobra lo sabóis , general n 1C'n h· son topogn'tficos. En ellos se desposan Ja. tierrn y el hombr <'. Las cu:1lro hn– mildes p,nedcs, desn udas para los ojos de la indiforencia, re:llm0ntc c,-;tán colgadas de los hipices que 1n. tradición familiar ba ido tejicnclo .'"dibu – jando con estambres, que fu ero n fibras d0 la vich . Al cabo ele tanto aso– ciar la. iden. de familia. y la de casa, ésta Yiene ft St'r el sím bolo trngiblc de aquella, no en uu momento actual de su Pxiste ncin., sino en el ÜC'::;trrollo inmen so de las generac iones. La organización nobilia ria de ln, soc i~'(la,d contribuyó a realizar la importancia de la caf':i convirtiéndo la <'n l<'Rlimo– nio ele hidalg uía, mediitnt e el concepto de cas a-solar. Cubriéron;:c las fa. cbadas de beni.ldicos escudo s y en los solmes radi caron los pri\'ilcgios personales, la s exenc iones trib u tarias y las funcion es politicn s: C'i derecho <le asiento en las Cort es de Kaba rra, por ejernp lo . Los proto colos de los Escriban os y los legajo s de los ArchiYos <'ncic– rran á. mik s, curiosísimas y varia s pruebas del culto á la ca:,:a ent.r<' los Euskalclunas, cuya. perpet ua conservación procuraron siempr l'. obede– ciendo á ese instinto de la inmortnlidnd que es uno de los pendam enta· les de nue st ra naturaleza, . Atestigüe, C'n nombr e de todos, el hecho, doiHi GuillcrnHt de Atondo, abuela paterna de San Franci sco Jadcr , la cual, en su t.cstamento de 10 de Kovi eml>re do 1+90, decía, inspir:\nclo se en sentimientos comunes ft. su raza : «Otrossy ordeno, quie re é mando quo l dicho Pedro ele Jas su , mi fijo, ·en nes días, y los fijos <lesccm lienleR suyo:; que r n los tiempos i venir hereda rán la di cha cnsa é mayorio, ayan siem– pre de a('atar y goardár la honra :i la carn principa l y n. los sc 11ores que de ell;i Eerún, el dicho don Johan de .Jassn en su tiempo y sus herederos en nl su .,·o, como :'t par iente mayor y como á U('Scendientes de aqu ell:1, casn; ~· assi mi :=:mo el d icho docto r en su tiemp o ~, s us hcrccl<'ros, each uno en el snyo, mir en é tract en como :'t Jijo de la e.asa á. los sciiores qn serün hercc.le ros de la casa del dicho Pedro de Ja s8u; por til qr totlos con – forme,: 011deuda y amor verán mis estimados y honrad o¡,;!ns ca,ms du– ren rnús, mirnnclo y facicnelo unos por ot ros como hermanor clcs('Pnelicn– t<:seleun padre y ele una casa.» Desapareció aquella socie dad, pero el s0nti nii ento que doi1:1.Ciuillcr– min:i <l<' .\t on do expre saba con tanta vi,·eza, <lura y perdura adualmcntc, lo cual drnrnrstrn. que no es de o rigen nobiliario ú arislocrúlic-0 , romo algunos pod rían so,;tener, sino que nos las habemos con un 1-e11tin1ient.o étnico . Par;i, demostrarlo cumplid amente , !:>eiíores, voy á pern1itirm e
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